Dos victorias seguidas y una quinta posición en la tabla invitaban al optimismo para el cuadro cobeñudo, pero si se analiza la tabla clasificatoria hay que darse cuenta que en la Tercera Aficionados un bagaje de tan sólo ocho tantos a favor son un paupérrimo balance si las aspiraciones son algo más que pasar sin pena ni gloria por esta categoría.

El entrenador del Cobeña, Sebas, se plantaba en Talamanca con la intención de conseguir 14 puntos que le auparán a los puestos de ascenso y para ello dispuso de un 4-3-3 con Chema bajo los palos; una defensa compuesta por Álvaro y el capitán, Alber, en el eje de la zaga y Manu y Alfon en los laterales; en el medio jugaron Ivi, Pablo y Carlos; dejando el ataque en las botas de Luís, Tato y Moha.

El encuentro comenzó con los dos equipos bien posicionados luchando los balones con la intensidad propia de esta categoría y como si de un partido de la Inglaterra más profunda se tratara. Pero este hecho perjudicó más a los visitantes que no tenían el empuje y la fuerza suficiente para luchar por lo balones divididos y que sólo la valentía del jugador más enteco y menudo (Tato) plantaba cara a los locales en ese juego físico y de balones aéreos.

La contienda estaba muy igualada y parecía que sólo en una jugada aislada podría alterarse el luminoso. A pesar de esa simetría parecía que si el gol caía de algún lado sería por parte de los locales, aunque la buena colocación y el gran saber hacer en los balones aéreos de la defensa del Cobeña impedía cualquier desmán ante el arco defendido por Chema.

Lo que estaba claro es que mucho tenía que cambiar el engranaje visitante o sólo una jugada de Tato podían cambiar el devenir cobeñudo y a punto estuvo de ocurrir cuando en un balón largo Tato consiguió peinarlo para dejarle el esférico franco a Moha delante del portero local, pero su cabezazo no causo muchos estragos en la portería del Talamanca y además el árbitro, que quería tomar su dosis de protagonismo, quiso invalidar la jugada por un fuera de juego que sólo él consiguió atisbar.

El resto de los ataques visitantes partían del buen hacer de Tato, el jugador más destacado del Cobeña, pero que reflejaban lo partido que se encontraba el equipo, puesto que Pablo y Carlos, los encargados de enlazar ese fútbol, estaban muy desaparecidos. Pablo en peleas y palabrería absurda y Carlos en un fútbol que no le beneficiaba.

Con este planteamiento y una gran ocasión local, donde Chema sacó una mano espectacular, nos marchábamos camino de los vestuarios, esperando otra segunda parte con ese fútbol rudo que tan poco se asemeja al que contemplamos jornada tras jornada a través de los televisores de los bares autóctonos.

Saltaban los dos equipos en la segunda mitad junto a la actitud petulante de un colegiado que sostenía bajo su "gran peinado" la creencia de que en su silbato recaía la responsabilidad de dar espectáculo. Con estos ingredientes se presentaba una segunda mitad que pretendía continuar por los mismos derroteros hasta que Pablo cometió una falta tan absurda como innecesaria.

La falta fue botada con auténtica maestría golpeando en la cruceta de la meta defendida por Chema. El esférico salió con verdadera violencia sin que la zaga cobeñuda pudiera cerrar el rechace. El cuero quedó en la frontal del área para que el Talamanca pudiera percutir nuevamente con un balón al interior del área. Mientras, el conjunto visitante se quedaba reclamando un fuera de juego que el colegiado no percibió como tal, concediendo el que a la postre sería el mazazo definitivo para el Cobeña.

Tras el gol local se veía muy hundido al conjunto rojo que necesitaba mover el banquillo, pero el mister visitante estaba más preocupado de protestar ante un colegiado con afán de protagonismo que de dar el oxígeno y la raza que pedía su equipo.

Poco más le quedaba por aportar al Cobeña en el encuentro… Tras una nueva falta recibió el segundo tanto, esta vez con un balón colgado al corazón del área sin que la zaga consiguiera sacar el esférico. Éste fue el golpe póstumo para minar la confianza de un Cobeña que en ningún momento se sintió capaz de dar la vuelta al marcador.

Ya sólo faltaba por ver el definitivo y gran 3-0 para el Talamanca, que se convirtió en un castigo excesivo para los méritos de uno y otro conjunto. Pero está claro que el Cobeña, con un balance de 8 goles a favor y 8 en contra en 7 encuentros y con tan sólo un bagaje ofensivo, en la tarde del domingo, de poco más de tres disparos de Tete en la parte final del encuentro, debe irse conforme con una derrota merecida.

El Crack. Tato: Parece mentira que siendo el jugador de menor corpulencia sea el más luchador y que mayor número de balones aéreos consigue. Además quiso hacer algo diferente durante todo el encuentro.

El Duro. Alberto: Salió desde el banquillo y a los cinco minutos ya contaba con tres faltas y una tarjeta amarilla. No fueron demasiado duras, pero sus compañeros no pasan de monjitas de la caridad.

El Dandy. Tete: En el tiempo que estuvo en el terreno de juego disparó en más ocasiones que el resto del equipo en noventa minutos y como reza el titular; "sin pólvora no hay paraíso".

¡Vaya Día! Pablo: Se enfrascó en luchas innecesarias y no consiguió conectar con acierto prácticamente ningún pase. Se ganó el cambio a pulso.

Chema: Pese a los tres goles debe salir orgulloso de su actuación individual. En el tercer gol igual pudo hacer algo más, pero no pasa de una mera anécdota.

Alber: Serio durante toda la primera mitad, dejó que su equipo se descentrara tras el gol y para algo lleva el brazalete... El primer y el segundo gol son un lastre para todo el equipo, pero en particular para la zaga que no puede conceder esas oportunidades.

Álvaro: Al igual que su compañero debe tomar mayor responsabilidad en las jugadas a balón parado. En líneas generales estuvo bien, pero tras un 3-0 la defensa tiene que hacer autocrítica.

Alfon: Está muy encorsetado en el lateral. Cuando tiene campo demuestra su potencial, por ello no se puede ver tan frenado desde el banquillo.

Manu: Le pone muchas ganas, pero debe tener mayor tranquilidad con el balón.

Ivi: Estuvo correcto, aportándole consistencia al centro del campo en la primera mitad, pero no ayudo en la creación.

Pablo: Jugó en otro partido distinto al de sus compañeros (el de las protestas y las disputas personales). Antes de ser sustituido estuvo diez minutos sin ser capaz de conectar un pase.

Carlos: No en todos los encuentros te dejan jugar sólo en el centro del campo... y cuando hay lucha también hay que saber estar. Un partido muy flojo, pese a ello logró dar dos buenos pases a Tato en la primera mitad.

Tato: Fue la boya a la que se agarró el Cobeña durante todo el encuentro. Un día más el mejor del equipo.

Luís: Aporta lucha, pero tan poco productiva que ha estado luchando en las dos últimas jornadas por ser el ¡vaya día! de la jornada. En ataque menos que el resto del equipo... y mira que es difícil.

Moha: Jugó bien de espaldas, pero a un delantero centro se le deben exigir goles y más cuando el equipo no es capaz de tirar entre los tres palos.

Alberto: Entró al campo y le dio otra energía al equipo, pero una amarilla tan rápida le condicionó. Debió entrar antes.

Tete: No jugó un gran partido, puesto que cuando entró al terreno de juego sus compañeros ya estaban en las duchas, pero tuvo más peligro en el tiempo que estuvo que el resto de sus compañeros.

Redondo: Poco tiempo y con un partido ya muerto.

Marcos: Salió para ver más de cerca al colegiado... después de dedicarle alguna palabra desde el banco durante el encuentro.

Perro: Continúa en el ostracismo, pero en los descansos sigue buscando la foto de la jornada.